(Octava novela de la quinta jornada del Decamerón de Boccaccio)
Este le contó que también él había amado a una mujer que no le correspondía y que este rechazo le llevó al suicidio. Sin embargo, su muerte no logró conmover a la joven, por lo que fue condenada al infierno por su indiferencia. Desde entonces su castigo era ser perseguida tantos años como meses le había ignorado. Cada vez que el jinete la alcanzaba, abría su costado y arrojaba a los perros su corazón.
Nastagio lo vio todo claro. Al día siguiente, invitó a su amada y a la familia de esta a cenar con él en el bosque. Cuando iban a empezar el banquete, apareció la joven perseguida por el jinete y sus perros y como cada noche, acabó siendo descuartizada por estos. El final era lógico, la amada se dio cuenta de lo apuesto que era Nastagio y de que estaba locamente enamorada de él.
Moraleja: a las chicas indiferentes se las comen los perros
(Sandro Boticelli Historia de Nastagio degli Onesti, Museo del Prado)
4 comments:
¡me encanta!
los clásicos, siempre hay que volver a los clásicos
que bueno, justo la semana pasada estuve viendo esos cuadros, están en el prado, en la planta de abajo; me quede un rato con esa historia. Pero falta uno de la serie (son cuatro), el banquete final, que tampoco vi, debe de estar en el salon de algun caprichoso.
la última tabla de las cuatro pertenece a la colección Watney, en Londres, aunque no sé si se podrá ver.
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