Debe de ser que las hormonas desenfrenadas y la coquetería van unidas de alguna manera y se manifiestan de forma parecida en todos los lugares y culturas.
Para estos chicos la moda es pintar sus cuerpos y adornarse con todo tipo de elementos. El resultado: precioso, les darían una lección a más de un aprendiz de diseñador.
No puedo dejar de pensar en la cara de los padres cuando les ven aparecer con sus elaborados y coloridos disfraces de cortejo.



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