Si vives en el Valle del Omo en Etiopía y tienes quince años, lo tienes complicado. No hay VIPS, no hay cine y no hay discoteca light de centro comercial en la que juntarte para comer pipas. Aun así un adolescente no deja de serlo, esté donde esté.
Debe de ser que las hormonas desenfrenadas y la coquetería van unidas de alguna manera y se manifiestan de forma parecida en todos los lugares y culturas.
Para estos chicos la moda es pintar sus cuerpos y adornarse con todo tipo de elementos. El resultado: precioso, les darían una lección a más de un aprendiz de diseñador.
No puedo dejar de pensar en la cara de los padres cuando les ven aparecer con sus elaborados y coloridos disfraces de cortejo.
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