Por la peli de Braveheart pueden sonar campanas. La historia de Sir James Douglas merece la pena.
El rey Robert Bruce, el que consigue unificar Escocia tras la guerra de independencia contra Inglaterra, está a punto de morir. La lepra le ha llenado el cuerpo de llagas y sabe que su final está cerca, pero hay algo que le preocupa más que la muerte; La salvación de su alma.
Robert I ha sido excomulgado, ha hecho un juramento y no ha sido capaz de cumplirlo en vida. Juró participar en las cruzadas y no tuvo tiempo de hacerlo. Cuando reúne a la nobleza para hacer testamento les confiesa su temor y les da las siguientes indicaciones: Quiere ser enterrado en Escocia, pero su corazón debe ser embalsamado y llevado a tierra santa para combatir el Islam. Todo el mundo se asombra, es una petición bárbara y hasta un tanto sacrílega.
James Douglas, su primer caballero, le promete su ayuda y, tras la muerte del rey, junto con cuarenta caballeros, se embarca hacia las cruzadas. Black Douglas, como es conocido, lleva siempre consigo una caja de plata colgada del cuello. En su interior, el corazón del rey.
Al tomar tierra en Flandes, les informan de la imposibilidad de ir a Jerusalén. La tercera cruzada fracasó y todo ha caído en manos de los turcos. Haría falta la unión de toda la cristiandad para poder incursionar más allá de Constantinopla. Pero hay una segunda opción. En la península ibérica, los reinos del norte tienen su propia cruzada particular y cuenta con la bendición del Papa. El rey Alfonso XI de Castilla intenta conquistar Al-Andalus.
Con nuevas fuerzas se reembarcan para cruzar el Cantábrico. Allí una galerna terrible desarbola los barcos, pierden hombres en la travesía, y tras un viaje en el que todos pensaban que nunca volverían a pisar suelo firme, llegan a Galicia extenuados. Necesitarán unas semanas para reparar la nave y deciden hacer el camino de Santiago. Los escoceses quedan maravillados por la diversidad y la cultura que se junta en el camino. Gentes de toda Europa comparten sus conocimientos a lo largo del viaje. Santiago de Compostela se ha convertido en un núcleo de poder y cultura. Sir James se entrevista ahí con el obispo al que la idea de llevar un corazón humano colgando del cuello le repugna. Aun así, les agradece la ayuda contra los moros y les ofrece cartas de recomendación para el joven rey.
Tras esta parada en el camino el grupo de caballeros vuelve a viajar hasta llegar a Sevilla donde son recibidos con gran distinción.
Douglas y sus hombres, uniéndose al ejército de Alfonso, divisaron a los Sarracenos cerca del Castillo de la Estrella, en Teba, en la frontera de Al-Ándalus. El rey moro, Muhammed IV de Granada había ordenado un ataque falso de caballería contra los cristianos, mientras que el grueso de su ejército trataría de atrapar por la espalda a la retaguardia del campamento cristiano. Alfonso, habiendo recibido informes de las intenciones musulmanas, mantuvo al grueso de sus tropas en la retaguardia mientras resistía el ataque frontal realizado por la caballería enemiga.
La batalla se desarrollaba según los planes cristianos, y Douglas y sus compañeros, en la vanguardia de la lucha, conseguían mantenerse sin problema. Los moros, incapaces de resistir los furiosos ataques cristianos, huyeron. Douglas, desconocedor del modo de lucha de los enemigos les siguió, hasta que se percató de que ninguno de sus hombres le seguía, y se dio la vuelta. Justo entonces observó a uno de sus caballeros rodeado por un grupo de musulmanes que se habían vuelto a juntar y trató de prestarle ayuda, pero pronto se encontró a sí mismo rodeado igualmente de enemigos. Según la leyenda, Douglas tomó de su pecho el relicario de plata con el corazón de Bruce y lo lanzó hacia el enemigo, diciendo "Ahora múéstranos el camino, ya que venciste, y yo te seguiré o moriré". Douglas, y casi todos sus hombres resultaron muertos en la batalla, incluyendo a Sir William St. Clair de Rosslyn y Sir Robert Logan de Restalrig. Su cuerpo y el relicario conteniendo en corazón embalsamado de Bruce se encontraron juntos en el campo y cuando Muhammed IV supo que pertenecía al rey escocés, envió los cuerpos de Douglas y sus hombres a Alfonso XI con una guardia de honor. Fueron llevados a Escocia por los escoceses supervivientes, William Keith de Galston, y Sir Simon Lockhart. Los restos de Douglas fueron depositados en el panteón familiar en la capilla de St Bride, y el corazón de Bruce enterrado solemnemente por Moray, el regente, bajo el altar de Melrose Abbey.
Fuentes: El vuelo de Antares, Stones of Scotland, Wikipedia
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Moolaaa!
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